
Reciclar es ir más lejos
El tema reciclado viene destacándose este mes con reflexiones sobre la importancia del descarte adecuado de lo que se consume. Reciclar significa transformar materiales que ya están en el fin de su vida útil en nuevos productos, una necesidad que está cada vez más presente debido al aumento de la población, al cambio climático y a la acumulación de residuos en todo el mundo. Si lo hacemos, también contribuiremos a la disminución de la extracción de la materia prima y de emisiones de CO2, economía de agua/energía y reducción de la cantidad de residuos en el medio ambiente, además de ayudar en la creación de una fuente de ingresos para cooperativas y recicladores de plásticos.
Brasil es una de las naciones que más produce, pero es una de las que menos recicla residuos sólidos. En nuestro país, con población superior a 210 millones de habitantes, cada persona produce un promedio de 343 kilos de residuos por año: en total son 80 millones de toneladas. Y si los residuos fueran reaprovechados o reciclados, el número no sería tan impactante. Según datos de la 5ª Encuesta Anual del Índice de Reciclado de Plásticos en Brasil de MaxiQuim, el reciclado de plásticos en el país alcanza la marca del 25,6%.
Y esto es un escenario que precisa mejorar cuanto antes. Braskem, por ejemplo, tiene en su avenida de crecimiento de economía circular el objetivo de expandir las ventas de productos con contenido reciclado a 1 millón de toneladas antes de 2030. Y la petroquímica dio pasos importantes en su ecosistema Wenew, marca que incluye productos, tecnologías e iniciativas circulares.
Alcanzar los objetivos de la avenida de reciclado de Braskem está sujeto a diversos desafíos de la industria global, entre ellos, el desarrollo de la cadena de reciclado, la innovación tecnológica y el estímulo a la demanda. Y, en lo que se refiere a la cadena de producción, debe haber retorno de los residuos plásticos al ciclo, lo que depende de una estructura de recolección, selección y reciclado bien establecida. En el desarrollo de nuevas tecnologías, hay que avanzar, principalmente, en el reciclado químico, que ayuda en la ampliación de la reciclabilidad de diferentes tipos de productos y embalajes.
Pero el hecho es que el reciclado del plástico tiene impactos positivos en términos de reducción de la emisión de carbono. Y estar comprometido con ello significa invertir en sostenibilidad y economía circular. Además, sabemos que hay que buscar el desarrollo de tecnologías para que haya un reciclado inteligente que pueda, por ejemplo, separar y clasificar los residuos con precisión. Todo esto del lado
de la industria.
Pero la población también debe contribuir con la separación adecuada de los productos utilizados y el Gobierno, por otro lado, adoptar políticas públicas que incentiven el descarte adecuado, la gestión de residuos, incentiven la innovación y la inserción de contenido reciclado en los productos. El residuo solamente va adonde es botado y debe existir, por lo tanto, una responsabilidad conjunta. Solamente juntos (empresas, sociedad, Gobierno y organismos no gubernamentales) conseguiremos transformar la realidad actual y ayudar para que tengamos un futuro mejor en nuestro planeta.
Fabiana Quiroga Garbin es ejecutiva con más de 23 años de experiencia en la industria petroquímica. Asumió la dirección del negocio de Economía Circular de Braskem en América del Sur en 2017 con el objetivo de liderar la estrategia global de Economía Circular de la compañía. Fabiana también es directora presidente de Plastivida, organización sin fines de lucro, y es graduada en Derecho en la Facultad de Derecho de São Bernardo do Campo y posgraduada en Derecho Laboral y Contractual en la PUC/SP, tiene MBA en Gestión Estratégica de la FGV y participa en el Advanced Boardroom Program for Women (ABP-W) de la Saint Paul Escola de Negócios.