Edison Terra

Si alguien quiere retratar la industria petroquímica en una única imagen, es posible que la misma sea un conjunto de tanques, esferas, ductos y columnas metálicas, con tono grisáceo brillante. Para caracterizarla, una gestión centrada en grandes volúmenes de commodities, competitividad de costos e inversiones importantes.

Pero, en esta segunda década del siglo XXI, esa imagen es un ejemplo más de que las apariencias engañan. Lo que nos trajo hasta aquí no va a garantizar el pasaje al futuro. Existen dos tendencias que están cambiando el mundo, creando oportunidades y nuevos modelos de negocios hasta para aquellos que parecían suficientemente tradicionales para nunca dejar de ser como eran.

La primera de estas tendencias es el mundo "VUCA". Expresión creada durante la guerra fría para definir la inestabilidad política de la época, fue traída al mundo empresarial después de la crisis económica de 2008. "VUCA" es una sigla formada por la unión de las iniciales de las palabras en inglés que significan Volatilidad, Incertidumbre (Uncertanty), Complejidad y Ambigüedad.

Concepto más obvio en el mercado financiero, también afecta sectores tradicionales de la economía, y la industria petroquímica por excelencia. La volatilidad comienza en el precio de las materias primas, derivadas del petróleo o sujetas a las variaciones de oferta, como el gas de oligisto americano. La incertidumbre puede venir, por ejemplo, de la geopolítica. La complejidad se hace con los flujos de trading, con la posibilidad de sustitución de una materia prima por otra - y así se esfuma nuestra capacidad de saber que es causa y que es efecto. 

Finalmente, la ambigüedad: si tomamos como referencia el plástico, un material tan inteligente, versátil y democrático y que ha sido constantemente atacado, pues el descarte y el reciclado no fueron a la misma velocidad de la capacidad de la sociedad en utilizar este material para diversas finalidades. Usado para reducir costo, peso, riesgo de contaminación alimentaria, mejorar el saneamiento básico y así en adelante, también es descartado incorrectamente y contamina playas, mares y ríos. También es creciente la utilización de materias primas de origen renovable para producir productos químicos. Cuando la fuente es agrícola, el impacto y la competitividad varían mucho de región a región. La caña de azúcar se destaca como una gran alternativa y Brasil es el líder real y potencial de esta nueva fuente de producción.

La segunda tendencia llega de la innovación. Y ahora, aún más, de la innovación exponencial. Impresión 3D, internet de las cosas, big data y otras tecnologías digitales - está todo conectado, on-line y con posibilidad completa de personalización. Antes, comparábamos cómo la tecnología y la cantidad de teléfonos celulares avanzaban más rápido que la televisión y el número de aparatos domésticos - referencias establecidas en décadas. Pues bien, hoy en día nos asustamos al constatar que Facebook llevó 5 años para tener 100 millones de usuarios en el mundo. ¿Quiere más? WhatsApp demoró 2,7 años. ¡Y Pokémon Go solamente 25 días!

Mirando nuestra realidad, hoy en día tenemos el etanol como fuente alternativa y renovable para producción de eteno y polietileno. Y muchas otras iniciativas. Hay mucha inversión siendo hecha en el mundo entero para permitir que una serie de productos sean hechos de forma más competitiva a partir de fuentes renovables. Etanol y azúcar, quien sabe, de segunda generación, hechos a partir de biomasa y vinaza. La impresión 3D ya es una realidad y fue considerada vital por la NASA para viabilizar una misión tripulada hasta Marte. Ante la imposibilidad de entregar piezas de reposición bajo demanda para los mantenimientos necesarios durante la misión, ¿por qué no fabricar las piezas en el espacio? Así, una oportunidad más para el Plástico Verde, hecho de fuente renovable, reciclable y con impacto positivo en la "huella de carbono".

Mezclando todo eso, se crea el contexto ideal para que la industria petroquímica siga reinventándose. Porque puede y necesita. Con tanta innovación y variedad, se abre el espacio para la más importante fuente de renovación: atraer talentosos ávidos por este mundo innovador y disruptivo, donde el futuro puede ser una continuación del pasado, pero a una escala logarítmica. Ya que estamos hablando de novedad, es acá que entran los millennials, nacidos en el cambio de siglo. Además de la familiaridad de una generación que surgió dominando Internet, los celulares, tabletas y la conectividad, se caracterizan por una relación diferenciada con el trabajo, buscando más calidad de vida y más propósito en todo lo que hacen. Atraerlos será un gran desafío. Esa es una próxima discusión.